A esa hora ya limpió la plaza vecina, aspiró las hojas, horneó varios pasteles de chucho por encargo, se encargó de saludar y atender a su clientela, con el selfie de rigor que las visitas han puesto de moda en sus dominios.
Sus padres comenzaron con un puesto de jugos en el antiguo mercado en 1973, tras un revés en otro negocio. Luego comenzaron a ofrecer arepas. Él y sus hermanos crecieron repartiéndolas y luego preparándolas. Oscar se graduó de administración pero supo que su pasión confesa estaba en esta apuesta familiar. Ahora los cuatro hermanos y parte de sus descendientes se encargan de este negocio que no descansa. “Antes los rellenos los preparaba mi mamá. Luego mi hermana. Ahora las hace mi hijo, un ingeniero civil prestado a la cocina. Mi hermano Sócrates, abogado, se encarga de los batidos”.
Con el entusiasmo como sello, Oscar Moya recuerda que ellos multiplicaron el negocio de la familia, hasta llegar a cuatro. Pero luego decidieron concentrarse todos en un solo espacio. En una isla donde las empanadas están en manos femeninas, la parentela masculina de esta familia ofrece estas arepas emblemáticas, rellenas de pescados, mariscos, de chicharrón los fines de semana y con preparaciones particulares como la de raya, pecorino, aguacate y aceite.
Por encargo, Oscar prepara su pastel de chucho al que corona con queso holandés y le agrega parmiggiano. “Muchos me preguntan porqué no llevamos Los Hermanos Moya a Miami”. Él responde que el ají margariteño no se da como en la isla y que no podría vivir si ese calor humano que allí consigue cada día. “Me apasiona atender a la gente. A mi me gusta estar aquí”. Y cuando lo interrogan sobre porqué no lo multiplica, tiene otra respuesta. “El cariño no se negocia y la habladora de pendejadas que se da aquí, no se puede franquiciar”.
*Los Hermanos Moya abren de 6 am a 11.30 de lunes a domingo. Están en la av 31 de julio. Sector Salado. Vía Playa el Agua. Los pasteles de chucho los hacen, con un día de antelación, previo encargo. Twitter: @arepashermanosmoya