La madera que allí se quemaba se despedía de una vida útil con historia: eran los tallos de los viñedos podados en la más reciente vendimia de Bodegas Pomar. Se repetía así, en versión local, un ritual europeo que consiste en aprovechar esos sarmientos que, al quemarse, despiden aromas benignos para la parilla.
Fue la séptima edición del Festival de Sabores al Sarmiento, que de ahora en adelante se celebrará en los viñedos de Altagracia, en Lara, y que en esta ocasión reunió a más de un centenar de visitantes. La actividad es parte de la agenda que organiza el Club Pomar durante todo el año para quienes deseen conocer las tierras donde se elaboran los vinos hechos en el país.
Hace 30 años, lo que ahora se cubre de viñas en Altagracia era una continuidad del paisaje rodeado de cujíes
Hoy en día, aquella apuesta que comenzó por probar que sí se podía hacer vino en el clima tropical venezolano, permanece y siguen prosperando las uvas que permiten elaborar tres vinos jóvenes que lanzaron hace un año en lugar de los Terracota, sus varietales y reservas, cinco tipos de espumosos logrados con el método tradicional utilizado en Champagne, un vino de consagrar y la sangría, que se multiplica a ritmo de vértigo en el país.
José Gregorio “Goyo” Cortéz, con 28 años en Pomar, volvió al cargo de enólogo de la casa. Entre sus logros durante casi tres décadas está el haber sido artífice de la sangría Caroreña. “En 1998 queríamos hacer una sangría. Hicimos 600 pruebas y 200 con público. Comenzamos con 5000 cajas y en la actualidad se venden de 8000 a 9000 diarias. Nos cambió la vida. Ahora hay nuevos viticultores en Lara que se han iniciado en la práctica para surtirnos de parte de las uvas para la bebida”. Los vinos se siguen multiplicando como muestra de los buenos frutos de la tenacidad.