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El anecdotario de la torta negra de Marianella Salazar

En un resistente cuaderno marca Libertad, hecho en Barquisimeto, aguardan las señas caligráficas de la torta negra que Marianella Salazar convirtió en referencia entre quienes han tenido la fortuna de probarla

En la receta que escribió su tía Josefina, hermana de su papá y oriunda de Cumaná, están los secretos de esa torta, entre otras recetas que ella ha ido adaptando a su gusto. Allí también están las breves crónicas de cómo cada año esa delicia cosmopolita con gusto venezolano amerita las más diversas cruzadas para dar con los ingredientes necesarios.

En su propia caligrafía, la siempre radiante periodista ha dejado una reseña de los años recientes a través de la torta negra que se ha decantado por elaborar con frutos secos, higos turcos y conchitas de naranja. En 2008 ya se avizoraban las complicaciones.  “Este año fue difícil por los ingredientes. Ya no llegan los higos secos, así que compré frutillas chilenas. Tenía reservas con el resultado. Pero según Armando Scannone, quedó magnífica”, escribió. Dos años después la gentileza de un radioescucha de su programa permitió que la lograra. “No estaba muy animada, pero un oyente de la radio me trajo los higos de París y la hice”.

Lograr esa conjunción de ingredientes no es tarea fácil en estos tiempos

“Hoy en día, si no se traen de afuera no es posible hacerla”.  En años recientes, por ejemplo, su colega Miro Popic, fiel confeso de ese postre, se encargó de solventar las carencias y trajo de Londres los higos y las conchas de naranjas para las contadísimas tortas que Salazar elaboró.

“Es una torta que preparo desde hace más de 20 años. Antes hacía hasta 60. Siempre para regalar. Una vez me tocó la puerta un señor para comprarla, y le dije que no tenía precio. No las vendo”.

Don Armando Scannone se cuenta entres sus fieles, y sus comentarios han quedado registrados en el cuaderno Libertad

“Yo la he ido adaptando a mi gusto. Ese arlequín de frutos macerados lo cambié por higos turcos, conchas de naranja y frutos secos”. La maceración, en un destilado o licor de naranja, no sobrepasa los tres meses: “Si no, se pierde el sabor de las frutas y no es la idea”. Las ciruelas pasas, que también aprovecha, las macera menos tiempo. El caramelo que utiliza, espeso y oscuro, es parte del alma de esa exquisitez con sello propio.  “El día que lo hago es casi para llamar a los bomberos: esta casa se llena de humo. Tiene que quedar muy espeso. Luego, lo cocino otra vez”.

Esa torta espléndida, que reúne distintos ingredientes del planeta en un gusto venezolano, puede llevar un cortejo de especias que se suman a la canela. “El cardamomo, por ejemplo, lo uso desde hace varios años”. En una fiel máquina Electrolux, heredada de su madre, Salazar replica esta torta que la conecta con sus afectos, en una tradición que felizmente se perpetúa en sus manos de buena cocinera, célebre por su lomito Wellington y que también se ánima a hacer sus propias hallacas asumiendo la cruzada sin compañía.

Marianella Salazar está en Instagram como @aliasmalulaoficial

Por Rosanna Di Turi González

Periodista especializada en gastronomía, editora de esta página. Convencida de que nuestros sabores son un gustoso lugar de orgullo y encuentro para este gentilicio. Fue gerente editorial de la revista Todo en Domingo de El Nacional y autora de los libros ABC del Vino, Ron de Venezuela y El legado de Don Armando. Twitter: @Rosannadituri

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