Por Rosanna Di Turi
Las iniciativas crecen y prosperan cuando hay alguien convencido tras de ellas. El pueblo de La Guardia probablemente no estaba en el mapa de muchas visitas. Pero hace ocho años, Pilar Cabrera y Niels Peterson decidieron cambiar allí de vida, levantaron una posada apacible y descubrieron que ese mar era generoso en una maravilla: sus mejillones.
Comenzaron a prepararlos, a conocer a sus pescadores y ahora no sólo los ofrecen un menú que atrae a las visitas hasta esta esquina de la isla. Además promovieron su siembra para multiplicarlos. Junto a varios mejilloneros, el 26 de mayo de 2014 concretaron la primera de estas siembras y este octubre el mar les devolvió con creces sus esmeros: una tonelada y media de conchas negras, gustosas y generosas, de ocho centímetros. Las recolectaron para la pasada feria del mejillón celebrada a propósito de Margarita Gastronómica, donde en más de 20 puestos los prepararon en todas sus formas: asados, en hallacas, pastichos, arroces, empanadas y hasta postres.

En esa celebración que recuerdan con gusto, cerca de 3.000 personas se acercaron a ese lugar de la isla que quizá no conocían, bendecido con una posibilidad que ahora potencian: su mar permite que crezcan esos mejillones insignes. Ahora, junto al resto de los mejilloneros que los acompañan, se preparan para seguir sembrándolos y crecer en su apuesta.
Tras esa feliz confluencia de sabores hay muchas conjunciones. Una bendición del mar que ha pasado por varias fases: la más reciente es que esas conchas negras se estaban perdiendo. El convencimiento de Pilar y Niels. La tradición mejillonera de este pueblo, encarnada por pescadores como Xavier Rodríguez que han crecido buscándolos a pulmón en las profundidades. El aporte de la Fundación La Salle que les enseñó a sembrarlos para que su recolección no dependa del azar. Y el entusiasmo que ha potenciado en la tierra insular, esa fiesta que desde hace tres años, crece y se multiplica bajo el sello de Margarita Gastronómica.
“Cuando lo siembras es más bonito. Más limpio. El sabor es diferente”, constata Rodríguez, uno de los mejilloneros que está en el proyecto de la siembra. Xavier creció hundiéndose a pulmón en esas aguas para conseguir estas maravillas. Sabé cuáles piedras los resguardan, cómo suenan bajo el mar. Ahora que comenzaron a sembrarlos, busca bajo el mar “las semillas”. En cuerdas las amarran para que crezcan, alrededor de unas balsas fijas. “En un futuro podemos lograr que crezcan hasta 12 centímetros”, dice Niels con un entusiasmo que contagia. La bendición que da este mar se está honrando con el esmero que necesita.
*Casa Mejillón está en La Guardia, Margarita. Quienes no son huéspedes pueden reservar en grupos para un menú de degustación dirigido.
Teléfonos: (0058) 295 872 55 18 / 414 1060417
*Los mejillones de La Guardia se consiguen en algunas cartas de la isla como La Casa de Rubén o Cucina simpática, ambos en Porlamar.