Insistimos con las chayotas como esos frutos de la gastronomía local muy desconocidos y menospreciados. Sub-utilizados como espesantes para compotas o engrosantes de guisos y sopas, si corren con mejor suerte.
La chayota en todas sus variedades es una fuente importante de nutrientes como vitamina C, variedad de antioxidantes, calcio, potasio, etcétera.
Además, posee pocos almidones, lo que la hace muy atractiva para diversos regímenes alimenticios. En la diabetes es el perfecto sustituto de la papa y un excelente diurético.
Es difícil escuchar a alguien diciendo que le cayó mal ingerir chayota, cierto? Más bien ella actúa como un bálsamo en nuestro sistema digestivo.
Esta será una serie de recetas echas con chayota propuestas por nuestra querida Diana Grarrido.
Tiempo necesario: 4 días
Deliciosas chayotas en almíbar
- Preparar la chayota
Pelar las chayotas y picarlas en cubos, retirando su semilla y lo que la envuelve.
- Dejarlas marinar
Bañar con jugo de limón puro y abundante en un recipiente. Masajear toda la chayota con ese jugo. Cubrir y dejar reposar de un día a otro en la nevera.
- Preparar el almibar
Al día siguiente, pesar la chayota escurrida y armar un almíbar con agua y la misma cantidad de azúcar que de chayota en peso, y dos clavos de olor por cada kilo del fruto. Una vez bien adentrado en ebullición este almíbar flojo, añadir las chayotas. Esperar que rompan hervor y cocinar 15 minutos.
- Darle consistencia
Apagar el fuego, reposar al sereno 24hs y repetir la operación: fuego 15 minutos de hervor, reposo de 24hs. Esto, hasta que el almíbar esté grueso y consistente. Puede tardar tres o cuatro días en lograrse.
- Envasar
Una vez alcanzada la meta, envasar en vidrio esterilizado mientras hierve. Cerrar y esperar que tome vacío. Una conserva bien manejada dura años.