Es algo más sencillo e inmediato en esta época de “tristeza” en nuestra economía y de falta de divisas, permitiéndonos de paso uno de los placeres más elementales; el de comer, el de comer bien.
En realidad Caracas es una ciudad con mar
Maiquetía, La Guaira, Macuto, son como barrios suyos bañados por el mar Caribe. Cada día la “distancia” que nos separa es menor. No solo la distancia ha cambiado con el tiempo. Antes se decía “voy a Macuto”, ahora se dice “voy a la playa”.
Hoy tenemos una autopista, antes bajamos por una impresionante carretera llena de curvas, sorteando los chivos que se atravesaban a cada rato. Se pasaba a través de extrema aridez o entre lujuriosa vegetación. Bajo sol candente o entre fresca neblina.
Al llegar a Pedro García, estación obligada para estirar las piernas
Comprar el queso fresco o cuajada de leche de chiva y tomarse un café, la montaña daba paso al mar azul, abierto, con su deliciosa y penetrante fragancia. La próxima estación incluía el almuerzo reconfortante bajo los majestuosos uveros. Las quince letras el hotel Mira Mar, la pensión Guánchez, el Castillete de Reverón. Ya nada de eso queda como lo conocimos. Todo ha cambiado. Hasta la comida.
Sin embargo, hoy también podemos comerla tan sabrosa como antes sin que nos embargue la nostalgia. Para comprobarlo sugiero un menú de comida nuestra elaborada con productos del mar, fácil de hacer, que puede satisfacer al gastrónomo más exigente y que nos hacer sentir que estamos comiendo energía y salud, que nos pone el mar en nuestra mesa.
Hervido de pescado, de caldo claro, solo con mapuey, ocumo, yuca, con papas y batas cocinadas aparte, y generalmente de pargo, el pescado rey de nuestro mar, que hoy ha sido desplazado totalmente por mero, desde que nuestro pargo comenzó a ser enviado a otras latitudes y apareció el churrasco de mero.
Pescado en escabeche, magnífica herencia dela Madre Patria adaptada al Caribe
De nuestro mar y que es aun mejor si utilizamos el denominado “carite sierra”, acompañado con Torta de plátanos, acompañamiento exótico y atreviado pero delicioso y típico y que hace presente el ingrediente que nunca falta en nuestra mesa: el plátano.
Es interesante notar a propósito de este menú que la cocina venezolana no sólo la “sazón” es compleja y audaz. Lo es y mucho, la audacia en la combinación de los platos. Eso es parte importante en nuestra gastronomía. A veces hacemos en el menú o en el plato las combinaciones aparentemente más disímiles que para un extranjero parecerían absurdas. No es así. La tradición es siempre sabia y está basada en la experiencia. Nunca he presenciado rechazo si la comida ha sido correctamente preparada.
Para cerrar con broche de oro, Arroz con coco, excelente postre que forma parte de nuestra más rancia identidad gastronómica.