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Las mesas de Andrés

Andrés Rodríguez es una cátedra de bonhomía y calidad defendida con constancia. Por fortuna llegó a Venezuela desde su Orense natal cuando era joven y podría contar la historia de Caracas desde sus noches y mesas. Por ello da gusto escuchar el anecdotario de quien fue seminarista, estudió topografía, pero se dio cuenta que su vida y destino estaba como anfitrión y garante de buenos sabores. Ahora celebra que El Mesón de Andrés, el restaurante propio que siempre anheló, cumple 15 años.

Antes de crear El Mesón, Rodríguez fue protagonista de lugares emblema. En los años 70, fue maitre del Montmartre, un restaurante que ensayaba un espejismo: replicaba ese paisaje parisino en Baruta gracias a un dueño alemán. Corría el año 1969 y la sociedad caraqueña aterrizaba en ese rincón amable luego de noches largas y bodas, para amanecer en una pista de baile con vista al cielo, probar una sopa de cebolla, caracoles o los platos flambeados que recordaban a Francia. “Era un ambiente bohemio y agradable”, recuerda de aquel local, apostado en una casa antigua, que sería devorado por la ciudad y los recuerdos. 

El periplo de Andrés seguiría de largo aliento. En los años 70 –del 73 al 76 para ser exactos- fue anfitrión en el perenne Laserre, el restaurante francés que aún se mantiene inmune al tiempo en Los Palos Grandes. Entonces, la bonanza permitía pedir un Chateau Margaux por 600 bolívares de entonces y un Romaneé-Conti, por 800.  “Se conseguían los mejores vinos franceses y champagne a precios irrisorios. Teníamos la exclusividad de Cristal”. Allí la corbata era requisito indispensable y al cantante Charles Aznavour, de visita en Caracas, le negaron la entrada por no contar con el atuendo exigido. “Eran dogmáticos”, recuerda Andrés del local que ahora permite entrar sin corbata, pero exige siempre la chaqueta.

En los años 80 Andrés presenció las noches como anfitrión en la discoteca 1900 My Way, con carta asesorada por el chef Pierre Blanchard y 18.000 cristales biselados en el techo bajo los que sonaban orquestas como Los Melódicos yLa Billo’s. “Era saudita”, recuerda del lugar que luego trasmutó en casino y en salón de fiestas. 

Luego, inauguróLa Guacharaca junto a Ben Ami Fihman y Cayito Aponte, un cabaret con almuerzos y cenas donde los humoristas tomaban la palestra y la decoración pertenecía a José Antonio Guerraypaz. También fue socio y anfitrión en el Sarao, que quiso ser un lugar que recordara el Pasapoga de los años 50, pero que luego del Caracazo trasmutó en la primera –y exitosa- ronería de Caracas con orquestas cada noche, como la Dimensión Latina.

Tras ese incansable periplo llegó a un sueño, largamente madurado. En Chacao y con su familia, estrenó El Mesón de Andrés que sus fieles agradecen siempre. “Es el anhelo de toda la vida. Aquí hacemos lo que en Europa se llama cocina de patrón. Es una vuelta a los sabores de la infancia. A los que preparaba mi mamá y mi abuela. Lo que llaman los españoles la cocina de toda la vida. La que al final el cliente repite”.

Comenzó con una carta que se concentraba en los sabores tradicionales del norte de España, bañado por el Mar Cantábrico –como el pulpo a la gallega y los pimientos de piquillo rellenos de bacalao- pero que luego, a petición, fue sumando recetas de otras regiones españolas, como los arroces valencianos, el cochinillo de Segovia y el cabrito de Castilla. Allí recrea las recetas de su madre en Galicia, quien en el huerto tenía hasta azafrán para aprovechar en sus guisos. Su pueblo, Carballino, es famoso por el pulpo a la gallega, del que se devoran hasta 30.000 kilos cada año en agosto cuando hacen sus fiestas.  

En El Mesón, en ese espacio breve y siempre concurrido, sus clientes saben que encontrarán una carta fiel a su esencia y a Andrés, su esposa Mari y su hijo Javier como perennes anfitriones. Una calidad que no se logra por decreto, si no por constancia. “Esto es una labor de día a día. Y el ingrediente fundamental es el cariño”. Quienes lo conocen, saben que es palabra cierta.

 El Mesón de Andrés está enla Av. Franciscode Miranda, Chacao. Teléfono: 0212-263.0092

 

 

 

Por Rosanna Di Turi González

Periodista especializada en gastronomía, editora de esta página. Convencida de que nuestros sabores son un gustoso lugar de orgullo y encuentro para este gentilicio. Fue gerente editorial de la revista Todo en Domingo de El Nacional y autora de los libros ABC del Vino, Ron de Venezuela y El legado de Don Armando. Twitter: @Rosannadituri

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