“Allí conocí a José Rafael Lovera, y junto a Edgar Leal nos invitó a las primeras reuniones del Centro de Estudios Gastronómicos”.
Desde entonces, en su bien aceitada profesión, en los restaurantes donde se ha afanado apuesta por proponer algunos platos vinculados a esta tierra. Así ocurrió en Ércole de Puerto Ordaz. “En ese local aprendí sobre los productos de Ciudad Bolívar y me dieron la oportunidad de preparar platos como el hojaldre de queso guayanés, el papillote de lau lau en hoja de plátano o los tortelones con mousse de caraotas y escargots”.
En sus tres décadas en la cocina estuvo en el restaurante Mohedano, al lado de Edgar Leal; y en Favola y Bocas, también en Caracas. Hace cuatro años consolidó un anhelo. Le ofrecieron ser parte del restaurante Sarrapia, en Ciudad Bolívar, donde propuso un concepto que ha sido ampliamente aceptado: un menú de degustación en el que ofrece, desde su veteranía, ingredientes regionales como el morocoto -pescado de los ríos cercanos-, que sirve en crema o en costillar, los boncconcini de queso guayanés o el caribe relleno con risotto. “La gente va por ese menú”, asegura.
El pasado septiembre de 2016 recibió el Tenedor de oro 2016 por su consistente y gustosa carrera.