Por Guillermo Vargas ([email protected])
En nuestra lengua castellana los términos cata y degustación del vino suelen confundirse a pesar de que se trata de dos cosas distintas y de objetivos diferentes, que no significan conceptualmente lo mismo. La cata es un estricto análisis sensorial, mientras que la degustación es el acto de probar los vinos para complacer nuestros sentidos.
Vale la pena citar la amplia definición de los padres de la enología moderna, Jean Ribéreau-Gayon y Emile Peynaud, profesores de la Facultad de Enología de Bordeaux, Francia: “Catar es gustar con atención el vino para apreciar su calidad, someterlo a nuestros sentidos, principalmente al gusto y al olfato, conocerlo buscando y expresando sus cualidades y defectos, estudiarlo, analizarlo, describirlo, juzgarlo y clasificarlo”.
Es una definición estricta que abarca el análisis sensorial del vino realizado por el enólogo experto, para tomar decisiones en cuanto a su elaboración, crianza y cuidado, en bodega, o para juzgarlo, en concursos.
El catador es un profesional que ha desarrollado sus sentidos para detectar las cualidades y defectos del vino y registrar sus apreciaciones de forma individual y en estricto silencio; requiriendo de la mayor concentración posible. Se pueden catar varios vinos en cada sesión y no se le ingiere para evitar perder sensibilidad y objetividad en las decisiones o juzgamientos. La cata se realiza a ciegas, es decir, sin tener información sobre los vinos que analizamos, para evitar el efecto de sugestión.
La degustación, por su parte, es un evento que se realiza por placer, no se necesita ser un experto para efectuarla; se aprecian los vinos acompañados de ciertos canapés o abrebocas, para buscar el mejor equilibrio entre aromas y sabores. En la degustación, las botellas están a la vista y pueden compartirse opiniones sobre cepas, zonas y añadas. Se le da protagonismo al vino enfocando los sentidos especialmente al que degustamos.
Para quienes se inician en el consumo del vino es preferible que disfruten primero de las degustaciones, por países, cepas, zonas y bodegas; para luego ingresar como aficionados al tema de la cata. Es deseable realizar previamente cursos específicos; conocer de vino no es fácil, aunque es un verdadero placer; amerita buena observación, hay que catar muchos vinos, debemos conocerlos desde la copa, observándolos, disfrutándolos y dejando que ellos mismos se expresen en toda su plenitud, educando nuestros sentidos. Empecemos pronto porque la vida es muy corta y son muchísimos los vinos en el mundo.
Fotografía: Tomada de GQ.com