Por Pietro Carbone (@carboneespresso)
Los venezolanos tenemos gustos muy bien definidos por el café. Sabemos exactamente cómo nos gusta, en qué término y hasta la temperatura en la que deseamos se sirva. Sabemos bien cuando no es buen café y resentimos bastante últimamente no conseguirlo fácilmente.
Le ponemos nombres peculiares: guayoyo, guayoyito, cerrero, colao, negrito; pero indudablemente, siempre defendemos un café tipo filtro y negro.
Tenemos tradición de buen café y esperamos que tras el momento histórico que vivimos, se logren cambios importantes y positivos para el café. Habemos muchos luchando por ello.
Me defino como terco, casi obstinado (y más cuando la causa es buena), y precisamente por mi terquedad, es que logramos traer a Venezuela una cafetera llamada Aeropress. Y digo terquedad, porque ni ellos creían posible traerlas a Venezuela por los graves problemas que tenemos.
Pues sí, llegaron, se agotaron y volvimos a traer, y producto de esta terquedad, hoy estamos siendo anfitriones del 2do Campeonato de Aeropress para Venezuela.
La Aeropress da un café tipo “guayoyo”, pero en realidad, siendo una simple pieza de plástico, honestamente da una de las mejores tazas que me he tomado en mi vida. Es muy versátil, ya que permite cambiar la cantidad y temperatura del agua, la cantidad y el grosor de la molienda del café, tiempo, etc. La idea es divertirse preparando café y eso, estamos seguros, lo estamos logrando.
La inventó en 1994 Adam Adler, en Los Angeles, quien por cierto trabajó varios años en Venezuela en el sur del Lago de Maracaibo en la industria petrolera, así que conoce nuestro gentilicio.
Literalmente la Aeropress es una jeringa de plástico, que hace presión entre el agua y el café y desarrolla unos aceites sublimes, que no he logrado ni con una extracción de espresso.
La fiebre que se ha desencadenado en todo el mundo por el uso de la Aeropress, ha llevado a que sus fabricantes Aerobie promuevan un Campeonato mundial, y por primera vez, Venezuela tendrá participación, aunque sea desde lejos.
En el evento primer evento que realizamos alcanzamos cifras inesperadas: más de 30 inscritos, cosa que deja muy buen sabor en el mundo del café en Venezuela. Primero porque da a entender el gran interés por el café venezolano. Segundo, el espíritu jovial de la competencia, que motiva a seguir trabajando. En esa competencia usamos café de Caripe del Guacharo, Edo. Monagas. Más orgullosos todavía nos sentimos, ya que con estas propuestas, seguimos dignificando nuestro noble grano.
No pretendo que se desplace nuestro gentil guayoyo en colador, eso lo llevamos en el ADN, al lado de la arepa y sancocho. La idea es entrar en las tendencias mundiales del café, y seguir remando este barco, arrimarlo a buenos puertos y que de nuevo, inscribamos nuestro café en el Atlas Mundial.