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Mercedes Oropeza

“Las hallacas nos representan” comparte la chef Mercedes Oropeza

Cuando la chef Mercedes Oropeza prepara sus hallacas, va poniendo uno a uno los adornos que son su sello. Una ciruela pasa que recuerda a su abuela materna. Tiritas de pimentón rojo y verde. Un trocito de tocineta. Cuatro pasitas. Una almendra

Luego la envuelve de una manera que le permite saber cómo se verán cuando sean servidas. Es como si lograra un estuche bien cuidado de masa recubriendo ese guiso caraqueño.  ¨Para mi no sólo debe quedar rica: también tiene que ser bonita. Me parece que es importante. Las hallacas nos representan¨.

Oropeza comparte sus convicciones mientras en el restaurante Hajillo´s apostado en El Hatillo, las va elaborando con su joven brigada que aprende con ella. La relevancia de este plato fundamental para los venezolanos no sólo está en la complejidad de una receta única: también en el ritual de elaborarlas, habitualmente en colectivo, hasta servirlas en Navidad. ¨Es el único plato que se consume el mismo día a la misma hora. todos los venezolanos quieren tener una hallaca en su mesa en Navidad. En este momento es duro lograrlas y costosas. Pero hay que procurar hacerlas aunque sean poquitas porque es importante que no se pierda esa tradición emblemática que nos identifica como país¨.

Oropeza las prepara por la receta caraqueña que aparece en Mi Cocina. A la manera de Caracas que aprendió en la cocina de Don Armando Scannone, autor de este recetario fundamental

Pero ella le otorga su sello. ¨Hago el guiso por el libro rojo pero varían los adornos: llevan una ciruela pasa. En vez de tocino, les pongo tocineta. Les pongo un aro de cebolla, pimentón verde y rojo, rodajitas de aji dulce. Si tengo almendra, se las pongo. Si no le pongo merey¨. La masa que aprovecha es la de maíz pilado que tradicionalmente elaboran varias familias de El Hatillo.

Antes de conocer esta receta que ahora prepara, Oropeza tenía como referencia las hallacas de su familia. ¨La de mi abuela paterna era rarísima y no hay registro porque no permitía que nadie la ayudara.  Las hacía el 24 y 31. Cuando las abrías, tenían una rueda de tomate manzano. Era divinísima. Y la masa tenía el guiso mezclado. Mi abuela materna era Río Caribe. Las hacía con cochino, gallina y huevito adentro. Yo las comencé a  hacer en grupo cuando aprendía  en casa de Don Armando¨.

La hallaca está tan vinculada a los afectos íntimos  de los venezolanos que le ha pasado en varias ocasiones que, personas que no conocen su hallaca, preguntan antes ¨¿Se parece a la de mi mamá?¨.  ¨Cuando me pasó la primera vez no entendía porque yo no los conocía ni a ellos ni a su mamá. Pero me ha pasado en varias ocasiones y con gente distinta lo que demuestra que la gente busca los sabores de su memoria. Las hallacas tiene una identidad nacional y otra que se le da en cada familia. Quien regala hallacas, regala un pedacito de su casa¨.

Por Rosanna Di Turi González

Periodista especializada en gastronomía, editora de esta página. Convencida de que nuestros sabores son un gustoso lugar de orgullo y encuentro para este gentilicio. Fue gerente editorial de la revista Todo en Domingo de El Nacional y autora de los libros ABC del Vino, Ron de Venezuela y El legado de Don Armando. Twitter: @Rosannadituri

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