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La cruzada de Chocolates Franceschi

Cuando Claudia y Mariela Franceschi decidieron elaborar chocolate artesanal con los insignes cacaos de las cosechas familiares, comenzaron literalmente en pequeña escala

“No teníamos dinero para hacerlo”, recuerda Claudia.  Con un ventilador descascarillaban el cacao en una labor que a veces culminaba ella manualmente, mientras esperaba en el trafico caraqueño. Una tostadora casera les servía para tostar el cacao.

Contaban sí, con una maravilla de raíces profundas. Ellas son la parte de la sexta generación de la familia Franceschi, que desde 1830 tiene una siembra de cacaos en Paria. La misma donde su padre y tíos decidieron comenzar la cruzada de rescatar varios cacaos criollos que ahora se reproducen tras un encuentro afortunado. El italiano Gianluca Franzoni, llegó de trabajo a Venezuela, se interesó por el cacao, los invitó a sembrar los mejores que él se los compraría y al llegar a Italia creo la reconocida firma Domori. Y los Franceschi retomaban con ahinco una historia que llevaban en sus genes.

Tenían cacaos trinitarios de la zona. Buscaron por el país los desperdigados criollos, los más excelsos del mundo,  abandonados a veces a su suerte en la maleza. Los mismos que solo representan 0,01 de la producción mundial y que en Venezuela se manifiestan con una diversidad inédita de más de 25 variedades.  Ahora cuentan con 8 variedades de los cacaos más excepcionales de semilla blanca.

Con éstas granos, la sexta generación comenzó a hacer chocolates artesanales en el 2008 de manera autodidacta y en una mesa prestada: la del bombonero Sander Koenen. Poco a poco pasaron de la licuadora al Termomix. Gracias al ensayo y error comenzaron con tres líneas en el 2009. Y ese chocolate de excepción que logran con la nobleza de esos cacaos, permitió que crecieran en máquinas, espacio, fieles y reconocimientos internacionales.

Ahora, estrenaron nuevos cambios en su fábrica artesanal y Chocolates Franceschi

Tiene dos líneas: Fina y Premium. En cada barra se cuenta de qué cacao provienen y en qué porcentaje. La más encumbrada traduce la riqueza de tres cacaos criollos en chocolates con 70 % de este grano: allí están el Canoabo, Choroní y Ocumare. “Debe haber pocos chocolates en el mundo con ese porcentaje de cacao criollo venezolano. La gente enloquece afuera con estos sabores. Nuestro cacaos son frutales, aromáticos. Tenemos una enorme diversidad y la queremos mostrar”, cuenta Claudia desde su pasión manifiesta.

Ellos se han encargado de apostar por los mejores cacaos y ofrecer chocolates que hablan de cada origen. Mientras en el mundo se propaga la tendencia de los chocolates Bean to bar (de la semilla a la barra), ellos van mucho más alla. “Somos del árbol a la barra. Cuidamos todos los pasos desde el cuidado de la planta hasta el empaque del chocolate que se hace a mano. Muchos de esos pasos son manuales”, dice desde el conocimiento y la convicción del enorme potencial del excelente cacao venezolano.

Ahora anuncian que han sido nuevamente premiados con cuatro medallas de oro, plata y bronce en el International Chocolate Awards.

Su Twitter: @FranceschiChoco

Su Instagram: @franceschichoco

Por Rosanna Di Turi González

Periodista especializada en gastronomía, editora de esta página. Convencida de que nuestros sabores son un gustoso lugar de orgullo y encuentro para este gentilicio. Fue gerente editorial de la revista Todo en Domingo de El Nacional y autora de los libros ABC del Vino, Ron de Venezuela y El legado de Don Armando. Twitter: @Rosannadituri

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