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La siembra de los mejillones en la isla de Margarita

Por Rosanna Di Turi (@Rosannadituri)

Fotografías: Javier Volcán (@jdvolcan)

En la bahía de La Guardia prosperan mejillones generosos que estaban mermando por sobre extracción. Por fortuna, la iniciativa de “sembrarlos” y celebrarlos está ayudando a escribir una buena historia que los rescata. El pasado octubre fue el mes protagónico de Margarita Gastronómica y la quinta Feria del mejillón fue parte de esta agenda que celebra los sabores de la isla.

Esa bahía de Margarita regala atardeceres generosos. El sol se despide con serenidad en ese tramo de la isla que tiene una particularidad: allí prosperan unos mejillones bondadosos en gusto y tamaño. Por ello, este pueblo humilde tiene una comunidad mejillonera que se dedica a recolectarlos, y desde hace un tiempo, varios de ellos felizmente los “siembran” en vista de que esa delicia
se estaba rediciendo lentamente por sobre extracción.

Un día antes de la quinta feria del mejillón en el pueblo,  celebrada el pasado 8 de octubre, tres de esos mejilloneros llevaban al mar de nuevo las conchas que habían sacado para limpiarlas. Allí permanecerían hasta el día siguiente. Ellos se turnaron en esas noches previas a la feria para dormir cerca de los mejillones y vigilar que nadie se llevara de manera ilegal esa cosecha.

“Una particularidad de los mejillones de La Guardia es que los ofrecemos vivos” contaba Amanda Vásquez. De esa siembra lograron más de una tonelada que crecieron en cuerdas junto a un entramado de maderas y flotadores creados para ellos en el mar. “Con esta siembra le regalamos alegría a todos en La Guardia. Sembrarlos ayudó a que se repoblara en toda la bahía”, contaba desde el peñero,  Jesús León, uno de los cinco mejilloneros que se ha sumado a la tarea.

Antes, recuerda, para conseguirlos tenían que sumergirse en las aguas a pleno pulmón. Y aunque muchos aún lo hacen de esta manera, la “siembra” permite recolectarlos sin apelar a esas forzadas destrezas.

Muchas buenas causas se logran gracias a gente convencida que no se detiene en limitaciones. Que ahora en La Guardia exista esa siembra y una feria para celebrarla,  le debe mucho al empuje que le han puesto Pilar Cabrera y Niels Petersen.

Ambos llegaron a esa bahía hace nueve años para crear Casa Mejillón, una posada serena frente a la bahía. “Cuando llegamos se sacaban cuatro toneladas de mejillones diarios y eso fue bajando por sobre extracción”, recuerda Pilar.

Comenzaron a alimentar la idea de “sembrarlos”, es decir, crear una pequeña estructura en la bahía, de flotadores y madera, con cuerdas que se hunden en el mar, donde las larvas de los mejillones se amarran con mallas.  “La ensenada es oscura y como llegan sedimentos, los
mejillones tienen buen alimento. Crecen rápido y logran buen tamaño. Que el agua sea oscura evita que se metan a sacarlos a lo loco”, cuenta Pilar.

Mejilloneros de la Guardia. Fotografía Javier David Volcán. @jdvolcan

Comenzaron en el 2010, con el apoyo de Fundación La Salle, el Inces, y varios mejilloneros de la comunidad.

“En cuatro meses y medio los mejillones alcanzan su talla comercial que son 6 centímetros. En países como Bélgica tardan hasta año y medio en llegar a ese tamaño”, cuenta Niels las bendiciones que ofrece ese mar cercano.

Eligieron para repoblar la bahía no el mejillón foráneo que había ganado terreno. “Lo importante es que son perna perna, el criollo que tiene tanto sabor”.

En la antesala a la feria amanecieron temprano para sacar parte de esa cosecha. Que esa buena conjunción adquiera la dinámica regular es la pieza que falta al engranaje.

“Falta más constancia para tenerlos todo el año. Hacen falta más semillas. Deberíamos lograr más cosechas”,
cuenta Niels.

Fotografía Javier Volcán @jdvolcan

Por lo pronto, de a poco, van construyendo un buen logro. “Esto enalteció al pueblo. Nunca le habíamos dado el valor que tenían a los mejillones”, cuenta Amanda Vásquez, de esa comunidad.

En las cartas de algunos restaurantes de la isla, como La Casa de Rubén, estos mejillones se presentan con el apellido de su proveniencia, con el orgullo que merecen. Y el año pasado esta iniciativa de La Guardia recibió una merecida  mención en los Tenedores de oro de la Academia Venezolana de Gastronomía.

El 8 de octubre, frente a la iglesia del pueblo, una veintena de personas de la comunidad ofrecieron parte de esos mejillones en formas diversas: en tartaletas que hizo Amanda Vásquez, en frascos, como relleno de arepas, pinchos o sencillamente vivos y por kilos para llevar.

Fotografía Javier Volcán @jdvolcan

 

En un concurso organizado por Margarita Gastronómica, 21 emprendedores los prepararon en diversas formas, como relleno de empanadas, parte de arroces, asopados y pastichos. El calor derretía hasta las mejores intenciones. Pero allí nadie se detuvo con esa excusa. Pilar Cabrera mucho menos. Hace más de cinco años se empeñó en lograr en este pueblo modesto una feria como las que había visto en Australia y como muchas que se hacían en la isla.

Consiguió apoyo y aunque en la primera solo tuvo cinco inscritos, su convencida tenacidad ha sido clave para que el esfuerzo crezca y se multiplique. “Se ha notado el cambio del cielo a la tierra. Aquí solo participa gente de la comunidad y no permitimos vender alcohol. Son cocineros populares de aquí que ofrecen lo que hacen con el mejillón.
Se está gestando un movimiento. De hecho, ya se comenzó a hacer en el pueblo también la feria del chipichipi”.

Ese pueblo modesto de la isla, va tejiendo poco a poco un orgullo con el trabajo que amerita honrar las bendiciones que le dio la naturaleza. Esa feria es parte de las muchas que se celebran en Margarita en base a sus ingredientes.
Las mismas que consiguen el apoyo de promoción de Margarita Gastronómica, la asociación civil que el pasado octubre tuvo su mes protagónico con más de 40 eventos. Y si siempre se agradece este empeño, muchos más en tiempos complejos como estos.

En Instagram: @casamejilllon

Por Rosanna Di Turi González

Periodista especializada en gastronomía, editora de esta página. Convencida de que nuestros sabores son un gustoso lugar de orgullo y encuentro para este gentilicio. Fue gerente editorial de la revista Todo en Domingo de El Nacional y autora de los libros ABC del Vino, Ron de Venezuela y El legado de Don Armando. Twitter: @Rosannadituri

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